Chulería, darwinismo, frases vacías sacadas de un manual de autoayuda y una humillación constante hacia los empleados. Así es trabajar en Netflix, la empresa de vídeo bajo demanda más grande del mundo que vive en una constante expansión y que ya consume un 15% del ancho de banda de Internet a nivel mundial.
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce y para que esta plataforma que proporciona una alternativa de ocio barato a millones de personas en todo el mundo funcione, sus empleados se ven sometidos a una presión constante viviendo con la espada de Damocles de su despido pendiendo constantemente sobre sus cabezas.
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