Llegó a España sin haber tocado la harina y sus hogazas ya están en un restaurante con estrella Michelin
Corteza crujiente, miga esponjosa, potente aroma a masa madre y, sobre todo, un sabor que recuerda a las hogazas de antes. Un pan
que está buenísimo, que se vende a precios populares —la barra, a 95
céntimos— y que incluso se ha colado en el restaurante Lillas Pastia (1
estrella Michelin). Posiblemente, el mejor de la ciudad.
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