Las compañías se quejan de los puestos que no consiguen cubrir al no hallar personal especializado, pero muchas carecen de planes para formar esos perfiles entre sus propios empleados

Centro de control de Indra en Alcalá de Henares (Madrid).
Centro de control de Indra en Alcalá de Henares (Madrid).
Hace una semana, el presidente de Indra, Fernando Abril-Marto­rell, aseguraba que su compañía tiene 800 vacantes que no logra cubrir en el mercado laboral “por la falta de perfiles”. Puede resultar chocante en un país con un desempleo alarmante, y donde muchos de sus universitarios viven en lugares con mejores condiciones de conciliación y salario. Pero la contradicción se sostiene. Según Juan Carlos Tejeda, director del departamento de formación de la CEOE, “el 55% de las empresas no encuentra trabajadores y al año quedan vacantes unos 100.000 puestos”. Hay todo un ecosistema de motivos detrás de la paradoja, pero expertos, patronal y sindicatos confían en la misma vacuna: formar y empoderar a las plantillas de forma continua y acelerar los ritmos de trabajadores, empresas y escuelas para adaptarse a lo que pide el mercado.

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