La
integración de hoteles, campos de golf, centros de spa y playas semi
privadas transforma los antiguos parques temáticos en destinos completos
Hace más de 30 años
que la multinacional de la animación por antonomasia se fijó en Europa.
Tras valorar cientos de localizaciones, España y Francia pujaron en la
recta final por llevarse el preciado trofeo, pero las facilidades de
financiación que ofrecía el gobierno francés hicieron que Disneyland se instalase finalmente en la localidad de Marne-la-Vallée, a 32 km del centro de París. A finales de los 80, al igual que Salou y París, muchas otras ciudades europeas deseaban contar con su propio parque de atracciones como una fórmula de éxito casi asegurada para atraer turismo internacional.
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http://www.elmundo.es/economia/2017/04/01/58d543c0e2704e694d8b458b.html
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