Surgió
en los años 20 en EEUU para aumentar la producción en las fábricas,
pero desde entonces ha conquistado el espacio público de todo el mundo
de forma casi imperceptible. Hoy ya no es sólo acompañamiento, sino un
potente instrumento del neuromarketing
¿Qué sería de nuestras vidas sin música? Algo mucho más gris y aburrido. «Sin música, la vida sería un error», que decía Nietzsche. Y es que no sólo la echaríamos de menos en el ámbito privado, en casa o en el coche, sino también en el espacio público: en los bares, tiendas de ropa, consultas médicas, hoteles, gimnasios, oficinas, peluquerías... La música está por todas partes, incluso cuando queremos escapar de ella, como en un vagón de metro invadido por adolescentes sin auriculares y con ganas de compartir con el resto de pasajeros su pasión por el reguetón.
Que
estos días suenen villancicos en bucle en cualquier establecimiento
comercial no se debe sólo a la tradición. "La música ambiental
repetitiva y a un volumen elevado hace más difícil prestar atención a
los precios", afirma un experto
¿Qué sería de nuestras vidas sin música? Algo mucho más gris y aburrido. «Sin música, la vida sería un error», que decía Nietzsche. Y es que no sólo la echaríamos de menos en el ámbito privado, en casa o en el coche, sino también en el espacio público: en los bares, tiendas de ropa, consultas médicas, hoteles, gimnasios, oficinas, peluquerías... La música está por todas partes, incluso cuando queremos escapar de ella, como en un vagón de metro invadido por adolescentes sin auriculares y con ganas de compartir con el resto de pasajeros su pasión por el reguetón.
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